El edificio se vuelca al patio, orientado a sur. La fachada al patio con diversos tipos de huecos, es eminentemente traslúcida, contando con un cerramiento formado por paneles de policarbonato celular que permiten tamizar la luz. La arquitectura propuesta nace de observar al niño en su día a día. Dado que el niño está principalmente en el suelo, tumbado o sentado, en contacto directo con él, este plano tiene una especial importancia. La diferenciación de áreas en el suelo, mediante el uso de diversos colores, favorece la comprensión del lugar. Por otro lado, el niño mira también continuamente al techo (mientras está acostado o tumbado jugando, cuando se cae…) luego estos dos planos paralelos conforman de forma especial el mundo infantil. Por ello, el techo se encuentra horadado por diversos huecos de luz coloreada que configuran importantes cambios temporales según las horas del día o las estaciones. La superposición de las tramas de luz sobre el suelo y las paredes, provenientes tanto de la fachada traslúcida, como del techo, hace que el suelo se vuelva un lugar idóneo para la aparición de percepciones mágicas e inesperadas.

Autores: Mª Auxiliadora Gálvez Pérez e Izabela Wieczorek. (Gálvez+Wieczorek)

Colaboradores: M. A. García Grande, M. Reques, M. G. Fernández, J. García Asua, M. Á. Rica (Arq. técnico)

Promotor: Ayuntamiento de Valdemoro

Consultores: Instalaciones: Jesús Jiménez y Javier Blázquez; Estructura: Gerardo Cantalejo

Contratista: Atrium 97

Fecha: 2004 (proyecto) 2005 (realización)

Emplazamiento: Madrid, España

Superficie construida: 1.397 m2

Presupuesto: 1.093.635€

Fotografía: ImagenSubliminal (Miguel de Guzmán+Rocío Romero)