Nos relacionamos con el entorno por medio de todo nuestro organismo. El sistema nervioso, nuestro sistema musculo-esquelético y el medio ambiente están en continua interacción. Reconocer como nuestra piel a través del tacto, nuestra propiocepción o nuestra conciencia perceptiva nos proporcionan aprendizaje y nuestra forma de ser en el mundo es parte fundamental de este bloque. Desde las texturas como definitorias de un lugar (Cementerio de La Lastrilla), a la conciencia perceptiva activada al situarnos en un entorno anómalo (Jardín Planetario), o la manera de estudiar una geografía, un territorio, a través de la experiencia somática (Heliografías o Ecología Cívica)… podríamos decir “pasándonos activamente la topografía por el cuerpo”… en lugar de pretender descubrirla a vista de pájaro sobre plano. Múltiples cuerpos, múltiple piel…